¿Quién cuida el castillo?
¿Quién cuida el castillo?
Grandes fortalezas y magníficas viviendas construidas sobre atalayas de roca y colinas cercanas a las costa, fueron pensadas desde la alta medievalidad como emplazamientos estratégicos para cumplir una tarea fundamental, proteger y preservar al monarca -o gobernante- y a la población que vivía bajo su amparo. Sus orígenes son diversos tal como su naturaleza arquitectónica, sin embargo, podríamos concordar que los castillos y los vestigios arquitectónicos -cualesquiera que sean- que llegan hasta nuestros días no son el pasado pero conservan su espíritu. Luego, ¿Estamos conscientes de la defensa que debemos realizar para con ellos? O, en otras palabras, ¿Somos responsables con el patrimonio material que conservamos en nuestras regiones y países? ¿O creemos que lo histórico sólo hace referencia al pasado?
El ‘pastelillo’ pintado
Hace unos días nos despertábamos con el titular avergonzante de El Tiempo “El polémico ‘brochazo’ al patrimonio histórico de Cartagena”(1)*, que hacía referencia a la damnificación de las tapias del fuerte de San Sebastián del Pastelillo por las obras que se han desarrollado en los últimos meses y que han provocado la indignación de toda la ciudadanía cartagenera y de los medios de comunicación nacionales en la última semana. “¿Dónde estaba el Ministerio de Cultura para proteger las paredes del Fuerte de San Sebastián?”, es un interrogante repetido por los medios digitales y análogos, pues en el momento de la intervención la protección de la construcción pertenecía al Club de Pesca (2)*, el cual decidió intervenir el cordón de piedra que conforma el fuerte, y que debería recibir una ejemplar sanción por la damnificación hecha sobre una edificación que representa casi cuatro siglos de historia nacional. Este fuerte, hoy caricaturizado por un procedimiento sin permisos y alejado del sentido común, era la mayor protección de la ciudad contra ataques de piratas y corsarios ingleses. Definitivamente, lo que no hicieron los piratas en su época lo hicieron unos administradores irresponsables en el 2021.
¿Se imaginan lo que hubiese hecho Luis XIII si su magnífico Versalles hubiese sido pintado? ¿O, imaginan la ignominia en la cara de los zares al ver como sus consejeros les ‘teñían’ de rojo el Palacio de Peterhof en San Petersburgo? Magnánima tragedia para el patrimonio. Pero en Colombia es diferente, pues no es la primera vez que se atenta contra el Patrimonio de la Humanidad (de la UNESCO) en Cartagena; recordemos que hace algunos años se intentó derribar parte de las murallas de la Puerta del Reloj, como respuesta a las amenazas de inundaciones por su cercanía a la laguna de Yanguas. Parece que algunos cartageneros creyeron en el desarrollo del siglo XX que las murallas ya no tenían ‘razón de ser’, y recomendaron desplomarlas. Sin embargo, el “ladrillo más grande” en esta muralla de errores y daños contra el patrimonio fue la construcción del polémico edificio Aquarela, una obra de 31 pisos que se levantó “cerquita” del centro histórico de Cartagena, y que hoy por hoy se encuentra ‘en pausa’ -aún cuando la mayoría de apartamentos ya estaban vendidos- (3)*. La obra de 619 metros cuadrados era improcedente, además de ser una clara damnificación al patrimonio histórico y al paisaje del mismo.
Acercándonos al patrimonio cultural..
Según la página del Ministerio de Cultura (4)*, el patrimonio cultural es la expresión creativa de la existencia de un pueblo en el pasado remoto, en el pasado cercano y en el presente. Estos vestigios nos hablan acerca de las tradiciones, las creencias y los logros de un país y sus comunidades. Sin embargo, aquello que se puede considerar patrimonio cultural de la Nación sólo hace referencia a aquellos bienes y manifestaciones a las cuales las personas, los grupos o las instituciones con competencias atribuidas legítimamente, mediante un proceso razonable, reflexivo, transparente e, incluso, público les confieren valores o atribuciones de identidad. En el caso particular del Fuerte, el cual fue protegido desde el siglo pasado, fue ‘mandado’ a construir por orden del Virrey Sebastián de Eslava y el encargado fue el ingeniero militar Juan Bautista Mac-Evan, quien culminó la construcción junto al ingeniero Carlos Desnaux en 1744.
La obra “pastel” funciona hoy en día como el restaurante del Club de Pesca (como propiedad privada), pero conserva la mayor parte del mobiliario como bien de interés público por su riqueza histórica y su carácter patrimonial (los cuales son de acceso público). No obstante, aquel edificio defensivo colonial no pudo defenderse del paso del tiempo y menos de la irresponsabilidad de los administradores del Club de Pesca. Sus 31 cañones siguen con la vista hacía la mar como si los corsarios siguieran en el Atlántico, pero su fachada parece pintada por crayolas y pinturas de agua.
La ‘chambonada’ que reportaron los medios
Temprano el 19 de agosto W Radio informaba de la ‘chambonada’ que apenas un par de días había sido reportada, y esto nos lleva a preguntarnos: ¿La policía no dice nada sobre estas obras y/o solicita sus permisos? ¿Dónde estaba el MinCultura cuando se iniciaron las obras sobre las paredes del fuerte? ¿Acaso nadie cuida el fuerte? Lo que sabemos por cuenta de El Tiempo (antes citado) es que luego de una reunión con el alcalde de Cartagena, el Ministerio de Cultura y la directora del IPCC, el Club informó que solicitó un permiso para remover el material puesto sobre el Fuerte del Santo Sebastián, además de lamentar los hechos y asegurar que entiende la molestia de los cartageneros y de los colombianos. No obstante, parece que las disculpas deberían ser ofrecidas a las paredes -aunque no nos escuchen-, pues ellas -y el patrimonio histórico- fueron los principales afectados.
El problema de esta intervención impresentable, es que la UNESCO retire a las fortificaciones de Cartagena su categoría de patrimonio de la humanidad, carácter que ya ha ‘tambaleado' por la construcción del mencionado Aquarela. La pérdida de esta categoría sería, francamente, una tragedia. No por la muralla per se, pues al parecer se puede retornar a su fachada habitual, sino por la vergüenza que significaría para un país tan obstinado por la reivindicación de su hispanidad -recordemos que algunas personas de bien salieron a rezarle a una estatua hace un par de meses- como el nuestro.
Reyes y Virreyes prorrogaron su herencia material en nuestras costas y, aunque muchos lo veamos como monumentos de la represión y la huella imborrable de la esclavitud, estos siguen siendo elementos ‘vivos’ de la memoria y semioforos innegables de la humanidad. Luego, ¿por qué siguen sucediendo estos hechos? Parece que las ambiciones personales y de ‘grupos elitistas’ seguirán damnificando el patrimonio cultural y natural, pues no sólo en Cartagena ocurren este tipo de damnificaciones (por citar un ejemplo, véase las proposiciones de construcción de hoteles cercanos al Tayrona, la damnificación de la minería sobre Salento, entre muchas obras que ponen en riesgo el patrimonio y la salud de las gentes que viven en las cercanías).
Sin mucho más por agregar, y con una fuerte indignación por estos hechos que nos recuerdan que la Historia sólo es valorada por algunos, les planteo los siguientes interrogantes: ¿Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos con el patrimonio? ¿O, ésta sólo se queda en las leyes y decretos del Ministerio de Cultura?. Quizás sea hora de retornar a la contratación de guardias para que cuiden las murallas y el castillo, pues si la situación patrimonial continúa como está pronto tendremos solo una figura difuminada de lo que ocurrió en las costas colombianas en casi 4 siglos. Es bueno izar las velas y es idóneo enfilar los cañones, pero, mientras lo hacemos, ¿Quién cuida el castillo?.
Eduar Alberto Vargas González
Listado de referencias
1)* El Tiempo, 22 de agosto del 2021. Cartagena y Nación. Recuperado de: El ‘brochazo’ al patrimonio de Cartagena que indignó al país - Otras Ciudades - Colombia - ELTIEMPO.COM
2)* El Club de Pesca ubicado en Manga, Fuerte de San Sebastián del Pastelillo, 130001 Cartagena de Indias.
3)* El Universal de Cartagena. Wendy Chimá, 11 de agosto de 2021. "Aquarela y el drama detrás de las familias afectadas". Recuperado de: Aquarela y el drama detrás de las familias afectadas | EL UNIVERSAL - Cartagena
4)* Véase la página del Ministerio de Cultura: Nuestro Patrimonio Cultural al alcance de todos (mincultura.gov.co)
Excelente articulo,para reflexionar sobre el cuidado y custodia del patrmonio histórico de Cilombia, o acaso estamos sujetos al desastre y al caos de los vándalos de bien?
ResponderBorrarLa estética peleándole terreno a la historia. Recordé lo sucedido en Bucaramanga con la edificación en que funcionaba el SENA, cuando la derribaron hasta tuvo lugar en Bucaramanga un seminario sobre patrimonio cultural inmueble para que entendiéramos lo que habíamos hecho, lamentablemente, hoy, aquellos que viven en sus alrededores -mis vecinos- piensan que se ve "mucho más bonito ahora", seguramente algo parecido piensa Club de Pesca en Cartagena. Nuestra historia sigue perdiendo terreno.
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