Las cumbias y los vendedores ambulantes bumangueses de los años noventa
Las cumbias y los vendedores ambulantes bumangueses de los años noventa
Su importancia en la historia del fenómeno tecnocumbiero
“…No hay chamba, no sabemos qué hacer, productos, bamba, tenemos que vender. Por las calles, somos los ambulantes, y así nos corran, echamos pa delante…”
(Fragmento de "Habla barrio", canción del Grupo Celeste) *
“San Bazar” es el nombre de un espacio comercial en la ciudad de Bucaramanga, creado en el año 2000 bajo iniciativa de la Gobernación y alcaldía de la ciudad, siendo aquella, la recuperación del “espacio público” (calles de la ciudad) afectado por vendedores ambulantes. Dentro de la historia de la tecnocumbia, entre los años 2000, hasta la actualidad, San Bazar ha sido reconocido por ser uno de los establecimientos físicos que comercializa, promociona y disfruta la cultura cumbiera y tecnocumbiera bumanguesa, pues este lugar recibió, desde su inauguración, un vasto número de vendedores ambulantes que, desde los años de 1990 a 1999, vendían música cumbia y tecnocumbia por las calles de la ciudad.
Una noticia del periódico Vanguardia Liberal y publicada el 5 de febrero de 2009, relataba un acontecimiento crítico en San Bazar, recordando a su vez, los motivos de la inauguración de dicho recinto:
“Nueve años después de la apertura de San Bazar, bajo la denominación de “El Sol de la Alegría”, una alternativa de solución en su momento a la problemática de los vendedores ambulantes de Bucaramanga, el centro o comercial está prácticamente quebrado y la mayoría de sus inquilinos invadió de nuevo el espacio público…” (1)*
Reconociendo la naturaleza popular de la cumbia y tecnocumbia en Bucaramanga, la marginación de dicha cultura por parte de sectores “elitistas” dentro de la ciudad, sumando también, la inexistencia de una industria musical imperante y económicamente estable (como las industrias musicales en Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla, algunas nombradas en el primer capítulo), fue a mediados de los años 1990 a 1999, que la identidad tecnocumbiera bumanguesa empezó a desarrollarse y consolidarse en medio de la economía informal, ambulante, o no profesional, siendo los vendedores ambulantes, algunos de los principales difusores e inversores en proyectos pro-cumbias y pro-tecnocumbias, que iban desde minitecas, consolas para el surgimiento de DJ'S y músicos, hasta otras actividades relacionadas a dicho fenómeno y que involucraban a municipios y barrios, en su totalidad.
Ahondando sobre lo mencionado anteriormente, Mario, alias El pecoso, relató lo siguiente sobre su experiencia como vendedor ambulante de casetes y CD'S de música cumbia y tecnocumbia en la ciudad de Bucaramanga, desde los años 1995 a 1997:
“He sido DJ, coleccionista de cumbia y tecnocumbia, manejaba a otros DJ´S y también tenía miniteca, vendía mis producciones y la de mis compañeros. Yo empecé vendiendo música en la calle, por la 41, hace veinticinco años, después de la 41 con 15, pasé a la 37 con quince, enfrente de San Andresito centro, y de ahí, pasamos a San Bazar…
Pues, yo una vez entré a una miniteca de un personaje que tiene más edad en esto que yo, sabe más que yo y me invitó un día a una de sus minitecas, pues yo hacía fiestas y minitecas, me habían quedado unas cervezas, entonces me dijo “compadre, lléveme eso a la miniteca”, yo dije “uy, por fin voy a ver como es esa miniteca de cumbias”, porque, como le digo, es siempre un sistema fuerte, pesado, esto pasó por ahí en el año 1990, que el hombre me hizo venderle una cerveza que me había quedado enlatada y apenas entrando, vi un sistema fuerte, no porque todos los que habían allí eran malandros, o bandidos, pues también iba mucha gente profesional, estudiada que les gustaba ese estilo de vida cumbiero. Eso no era como ahora, que ahora van metaleros, reggaetoneros, gomelos, cumbieros, ahora hay mucha gente a la que le gusta la cumbia…
Cuando empiezo a vender música ya, para el año de 1995 y comencé por las calles que te mencioné antes, por la 41 vendía discos. Para ese tiempo no había CD'S, sino casetes y acetato, pero yo vendía casete remasterizado, ya cuando llego a la 37, fue cuando empezamos a ver los CD´S, a mirar los artistas y Bucaramanga es una ciudad de buenos DJ´S, se impulsaron demasiados, ahorita hay gente internacional que trabajó la música conmigo, como, por ejemplo, Mario Andreti, un DJ de los mejores que ha tenido Bucaramanga, gran parte de Colombia y el mundo. Y trabajó conmigo grabando, de los mejores que hay. Pero sí fue en el año de 1995, que comenzamos a vender casetes y nosotros mismos comprábamos el DECK, grabábamos la música, ya fue con el tiempo que tuvimos una torrecita para grabar CD´S.
Siempre vendía toda clase de música, vendía por lo general, la música clásica en la cumbia, ya que siempre es la que más ha pegado, pero salieron grupos de tecnocumbia muy buenos como Noche azul, Grupo Celeste, Néctar, Organización x, Súper grupo, muchísimos grupos, pero estos fueron los que más se vendían en ese tiempo, después de que se vendía la cumbia clásica.
Para los años noventa había unos aparatos que se llamaban DECK, que ayudaban a grabar música de casete a casete, y buscábamos a los muchachos que eran expertos en remasterización de música, ya utilizaban la tecnología en ese tiempo, que era más complicado buscarlos y sacaban la música de unos aparatos de acetato, al casete, para luego con un master, remasterizarlo para que saliera lo mejor en calidad de sonido, siempre salían las grabaciones con algo de crispetica (sonido de aguja contra el acetato de un disco en vinilo), pero se vendía muchísimo, cuando a la gente le gusta algo y consigue su disco favorito, así tenga algunas fallas de grabado, pero si sonaban sus músicas favoritas, ya con eso lo compraban, pero no era un trabajo complicado. De ahí, se pasó luego a los CD´S, y con gente especializada, eso sí ya no lo hacía yo, con aparatos especiales pasaban del casete al CD.
En cuanto a la quema de música, debido a lo delicado que es la piratería y los derechos de autor en la música, muchos de los que quemaban del acetato al casete, luego, del casete al CD, lo hacían en anonimato, escondidos. Yo solo me encargaba de conseguir contacto con ellos y encontrar la música a la que íbamos a reproducir en esos soportes y luego, venderlos.
En los años noventa, el género no era pequeño, siempre había cien, doscientas, trescientas, hasta más de quinientas personas, quinientos mechudos que les gustaba la cumbia. Ya en el entorno pesado de la miniteca, de la fiesta en sí, el descontrol, era algo más o menos exclusivo, no entraba todo el mundo….
La cumbia no la disparó Saúl, O Javier en los años 2000, la cumbia la disparamos nosotros, los que vendíamos cumbias en la calle. La cumbia se disparó en el momento en que éramos dos, porque, según mi experiencia, la venta de cumbia empezó por un muchacho que vendía casetes por la plaza antigua de Bucaramanga, y la 15, el hombre sacaba los casetes y los vendía a la gente que manejaba las minitecas.
Cuando vi esto, comencé a vender cumbias y vi que era un negocio muy bueno, y los dos fuimos los que disparamos la música en la calle, de ahí fue que la gente se dio cuenta que esto (la tecnocumbia y cumbia) era un negocio, así que se pegaron a nuestro sistema (la venta de música y apertura de minitecas) y al comercio, para que luego, con los años, llegaran Javier Martínez y Saúl Naranjo, pero ellos no dispararon, en un principio, las cumbias, nosotros, los vendedores de la calle, fuimos los que dimos a conocer grupos de tecnocumbia como Cielo gris, en las minitecas pegaban de lo más duro, la gente les decía a los DJ´S que grabaran las canciones de acetato, a casete, para ese tiempo y le voy a hablar de hace unos veinticinco años: les vendían un casete (los DJ´S al público) remasterizado a $20.000 pesos, que en la actualidad son unos $70.000 pesos, no siendo CD, es decir, con fallas en la grabación.
Cuando nosotros empezamos a mover dinero, la gente nos pedía casetes, negociábamos e hicimos sacar mucha música dentro de las minitecas también, y por eso pasamos de dos vendedores, a muchas personas más, de ahí que cuando comenzamos en la calle, el gusto y negocio de la tecnocumbia, se regó por toda la ciudad. Javier y Saúl aparecen unos diez años después de este proceso, para hacer crecer aún más, a la comunidad bumanguesa, siendo ellos los primeros cantantes de la ciudad en tecnocumbia…” (2)*
En las palabras de Mario podemos comprender una serie de procesos que coexisten entre sí, generando así, una construcción completa del fenómeno tecnocumbiero y cumbiero bumangués durante los años noventa que van, desde los sectores populares sin trabajos formales o estatales, hasta los artistas tecnocumbieros de la década posterior, influenciados en su entorno musical difundido por los comerciantes ambulantes (o al menos, durante los primeros años de dichos procesos), siendo estos:
La relación: vendedor ambulante-pirata de música-DJ de cumbias.
Nacimiento de minitecas cumbieras y tecnocumbieras, alrededor de la ciudad, desde los años de 1989, en adelante, a partir del capital económico conseguido por los vendedores ambulantes, trabajadores independientes, o no formales y después, comerciantes de los locales de San bazar.
Popularidad de las tecnocumbias y consolidación de una cultura tecnocumbiera a raíz de los vendedores ambulantes.
Éxito de los artistas tecnocumbieros bumangueses de los años 2000, hasta la actualidad, como resultado de la consolidación de la cultura bumanguesa tecnocumbiera de la década de los noventa, formada en las minitecas, fiestas familiares y facilidad a este tipo de musicalidades por medio de la piratería y el comercio ambulante e informal.
El señor Juan Carlos Vargas, conocido por su alias “Dálmata”, actual comerciante de San Bazar, también expresó mediante una entrevista, su experiencia como vendedor en las calles de Bucaramanga de los años noventa:
…Yo también trabajé como vendedor ambulante en Bucaramanga, antes de llegar a San Bazar, se tenía un puesto fijo dónde vender mercancía en la 31 con 15, de ahí fue que luego salió el proyecto para llegar acá (a San Bazar). En la calle vendía calzado, juguetes, ropa, maletas de viaje y también venta de música. Para esos años, antes de 1999, se vendía música en casete, no en CD. Se vendía todo tipo de música, pero en Bucaramanga siempre ha existido la tecnocumbia, los jóvenes, sobre todo, fueron los que dieron popularidad a las cumbias acá. Yo comencé a vender música de tecnocumbia en Bucaramanga entre 1989 y 1990, era demasiado joven, cuando empecé con eso. (3)*
Ahora bien, ¿La historia económica bumanguesa de los años de 1990, a 1999, fue un determinante para que el fenómeno tecnocumbiero se consolidara entre las clases populares? Lo cierto sobre la relación economía y cultura, toma algo de vigencia en Bucaramanga, al ver cómo aquel fenómeno creció dentro de la informalidad comercial, en una nación que, desde finales de los años noventa, ha presentado una alta cifra de ciudadanía desempleada y sin algún contrato laboral en empresas públicas y privadas. A lo anterior, se suma la inexistencia de algún sello discográfico en Bucaramanga con trayectoria nacional longeva (situación diferente en otras ciudades del país), motivo por el cual, se puede llegar a la conclusión que, la tecnocumbia bumanguesa surgió y se consolidó para los años de 1990, hasta el 2000, desde los sectores populares de la ciudad, encontrando acobijo y subsistencia económica en la economía informal y el comercio ambulante.
Sobre la importancia de la economía informal y ambulante en Colombia desde la década de los noventa, el siguiente informe del DANE, realizado a inicios de los años dos mil, informa lo siguiente:
“En el primer quinquenio de los años noventa, la participación de la ocupación informal dentro del empleo urbano se situaba alrededor del 54%, pero a partir de 1996 dicha proporción empezó a crecer sostenidamente, hasta ubicarse en el 61% en el año 2001 (Universidad Externado, 2001). En los primeros años del presente decenio, la ocupación informal continúa manteniendo la misma participación, lo que significa que de cada 100 personas ocupadas, 61 tienen labores informales....” (4)*.
Al momento de ser creado San Bazar, el proceso de difusión musical pasó del comercio ambulante, a concentrarse dentro de los locales comerciales de este recinto y otros cercanos, como San Andresito La Isla y La rosita, pero sin abandonar a la piratería musical, la organización de minitecas y demás fiestas pequeñas, como actividades también validas en la consolidación de la cultura tecnocumbiera. Analizar el fenómeno tecnocumbiero bumangués de los años 1990, a 2000, es entender también las dinámicas económicas de una ciudad sostenida, mayormente, por comerciantes informales y ciudadanos alejados de cargos públicos, o contratos formales de empleo, por lo cual, la historia musical bumanguesa de la tecnocumbia describe los procesos históricos de los sectores populares no solo desde sus pasiones, sino también, desde sus realidades socio-económicas, recalcando sobre la idea que, aquel fenómeno nació dentro de lo que la historiografía llama “sectores subalternos” (5)*, para luego, extenderse a otras clases sociales vigentes dentro de la ciudad de Bucaramanga.
Laboral. Bogotá: Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2004. p.7. Disponible en: https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/empleo/mercado_lab_colombiano/analisis_informalidad_urbana.pdf
(5)* “Sectores subalternos” forma parte de una reivindicación discursiva en la labor del historiador, realizada dentro de la historiografía moderna hacía poblaciones humanas que no fueron reconocidas dentro de las “historias tradicionales” de principios de esta profesión (o sobre el ser historiador). En Colombia, y a modo personal, se puede mencionar el trabajo de la historiadora Margarita Pacheco en su trabajo “La fiesta liberal en Cali”, como referencia del trabajo historiográfico de los sectores subalternos, al historiar la importancia de las “plebes”, así como de las mujeres de Cali en la construcción del Estado-Nación colombiano.
Comentarios
Publicar un comentario